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Soy de las que piensan que la ciencia tiene una gran belleza. Un sabio en su laboratorio no es solamente un teórico. Es también un niño colocado ante los fenómenos naturales que le impresionan como un cuento de hadas


Marie Curie














jueves, 5 de enero de 2012

Novedad: Los antibióticos en la lucha contra las enfermedades infecciosas (ej 2 t3)

La palabra antibióticos empezó a utilizarse a partir del año 1941, por Selman A.Waksman para denominar a aquellas sustancias químicas que se obtienen a partir de microorganismos (generalmente bacterias) y que tienen la capacidad de afectar a otros microorganismos.

Los antibióticos suelen afectar en una proporción muy superior al agente invasor que se ha introducido en el organismo que al mismo en sí, por tanto su empleo es de gran utilidad ya que permite luchar contra la infección destruyendo o inhibiendo de forma selectiva el crecimiento de los microbios que la producen, hasta que las defensas del propio individuo lo puedan hacer por si solas.

Uno de los grandes avances en el mundo de la ciencia y por supuesto en el de la medicina fue el descubrimiento por Alexander Fleming (19..)  de una especie de moho que salvaría la vida de millones de personas.

Alexander Fleming se hallaba cultivando  el Staphyloccocus aureus, una bacteria, cuando descubrió que la placa de cultivo estaba contaminada de moho, debido a que había que abrir las placas y estas quedaban por unos instantes al descubierto con todo lo que había en el ambiente. Lo que le llamó la atención a Fleming no fue la presencia de moho en un cultivo de bacterias, sino que alrededor de él, ¡No había bacterias! ¿Tendría algo que ver el moho en la ausencia de bacterias alrededor del mismo? Se preguntó Fleming. Y así decidió abandonar el cultivo del Staphyloccocus y dedicarse exclusivamente a cultivar aquella especie de moho. Fleming comprobó que ciertos microbios podían coexistir con el  hongo, mientras que otros no podían vivir a una distancia considerable. Así, observó que estreptococos, estafilococos, el bacilo de la difteria y el del ántrax eran afectados, mientras que el bacilo del tifus no.

Identificó el moho como el Penicillium chrysogenum (posteriormente se comprobó que era el penicillium notatum) y comprobó su toxicidad, al inyectarlo sobre ratones observó que no producía ningún efecto tóxico, ni sobre la piel humana ni el tejido ocular. Y finalmente  nombró a la extraordinaria sustancia con el nombre de Penicilina.

La penicilina estuvo varios años estancada, hasta que  Ernst Boris Chain, y Howard Walter Florey consiguieron aislarla del resto de sustancias que formaban el moho hasta purificarla y pudo empezar a usarse como tratamiento en diversas enfermedades.

Después de la penicilina se han desarrollado más antibióticos importantes, como las céfalosporinas, son similares a la penicilina pero con menor frecuencia a reacciones alérgicas.

Los aminoglucósidos, el más importante fue la estreptomicina de Waskman, que fue el primer antibiótico eficaz contra la tuberculosis.

Las tetraciclinas, antibióticos muy eficaz en el tratamiento de tifus epidémico transmitido por los roedores.

Las vancomicinas, antibiótico de uso hospitalario indicado en el tratamiento de bacterias resistentes a otros antibióticos.

Los Cloranfericol. Antibiótico de gran utilidad en la fiebre tifoidea transmitida por agua y alimentos.

Los macrólidos (eritromicina, claritromicina) Los macrólidos son empleados con frecuencia en personas que presentan reacciones alérgicas a la penicilina.

Los antibióticos son un descubrimiento científico reciente, y aunque en la actualidad se conocen más de 5000 sustancias con potencial antibiótico, solo unas 100 han dado lugar a medicamentos, los cuales deben usarse con un criterio médico adecuado para evitar resistencias. La investigación de antibióticos está  en pleno desarrollo, pero se sabe que la ciencia, avanza muy muy deprisa. 

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